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El club: la carga del pecado

Abrahan Rivera

22 de enero de 2024

Los pecados de los hombres crean cargas en sus vidas y el arrepentimiento muchas veces nos ayuda a sobrellevar ese peso; no obstante, en El club no se percibe esa emoción.



En la primera toma podemos ver a un grupo de sacerdotes y una señora cenando en una residencia sin intercambiar palabras. Nos hace notar que el ambiente podría volverse incómodo si alguien hablara. En una siguiente escena encontramos a estas personas charlar en la entrada de la casa mientras miran al perro, a quien tienen aprecio debido a que participa en carreras de caninos generando algo de dinero.


Todos sus días son de este modo hasta que en un momento llega el padre Matías Lascano quien crea extrañeza en todos los integrantes de la casa. Una autoridad de la iglesia acompaña a este sujeto y se le notifica a los residentes de esta vivienda que Lascano vivirá en esta vivienda. Para que él se acople a la casa, la madre Mónica le cuenta la rutina que se lleva en el lugar.



Tras estar en un momento de calma, se escuchan unos gritos – de alguien llamado Sandokan mayor de 30 años aproximadamente– quien se para delante de la vivienda y empieza a vociferar “incoherencias” mientras espera que alguien le responda. Los que se encontraban dentro se asustan y le piden a Lascano que vea lo que está sucediendo.


Se le entrega un arma de fuego a Matias para que acabe con la vida del sujeto, mientras se aproxima se percibe miedo y tensión –por la pistola– en el ambiente. En un acto inesperado, Lascano se dispara en la cabeza lo cual deja a todos atónitos a los espectadores con excepción del sujeto el cual se queda callado y se retira del lugar.


Debido a su muerte entra en escena el padre García, a quien se le ha encomendado –en privado– por cargos superiores de la iglesia a descubrir la verdad detrás del suicidio de Lascano. A su vez tiene otra misión: cerrar esa casa como se habría hecho con otras alrededor del país.


Para que García encuentre al culpable, elabora una estrategia, entrevistar a cada integrante de la vivienda por separado. De esta manera, el espectador se va enterando cuáles son los motivos por los cuales cada personaje se encuentra en la casa y el espacio que se representa dentro de ella.


Si bien no se descubre la verdad detrás del suicidio debido a una previa coordinación entre todos, los integrantes sienten repudio por él ya que por su culpa se crean restricciones como reducir las salidas de la casa, no consumir alcohol, dar más tiempo a las oraciones, entre otras. 


Por otro lado, Sandokan deambula por la zona. Llega un punto donde consigue trabajo cerca causando impresión en los integrantes de la casa.



Con el pasar del tiempo, se seguirán llevando a cabo las entrevistas de García y en una de esas el padre Ramírez confesará la verdad sin querer al declarar: “el curita nuevo se mató porque lo vino a buscar otro señor”. Esto deja claro todo el panorama para García, comprende que no existen inocentes en esa casa y que todos ocultaban la verdad.Una noche, Sandokan comienza a vociferar fuera de la residencia pidiendo a los “curitas” —en su forma de hablar—  que salgan y respondan a su llamado.


Todos los habitantes del hogar –incluyendo al padre García– salen a mirar por la ventana. Todos intercambian miradas, los que conocían a Sandokan intentan evitar mirarse para no crear sospecha; sin embargo, ya con esto el sacerdote –que buscaba la verdad– tendrá bien en claro quién fue el motivo que incentivó a Lascano a suicidarse.



García decide establecer contacto con Sandokan con el fin de saber por qué está en el lugar y qué busca. El sujeto entra en confianza y narra que conocía desde hace tiempo al sacerdote Lascano con quien había tenido intimidad de niño, admite que no siente arrepentimiento ya que este sacerdote lo sedujo con el argumento que él era un siervo de Dios y que no estaría mal realizar tal acto, aunque eso implique hacerlo con un hombre o un menor de edad.



Esta confesión crea incertidumbre y miedo en García. Por una parte se percata que Sadokan ha normalizado que los curas forniquen con menores de edad y por otra, que este tipo implica un peligro latente para la Iglesia en vista de que si las personas se enteran de esto, sería perjudicial para esta institución.



 Así pues, todos los integrantes de la vivienda –con excepción de uno, quien más aprecio tiene por el perro de la casa– elaboran un macabro plan.  Se organizan para erradicar a todos los perros de la zona y culpar a Sandokan de haberlo hecho, todo con el propósito de silenciarlo y que sea repudiado.


Se observa el asesinato de cada perro de diversas formas, cada integrante se encarga de hacerlo. Cuando todos los perros yacen muertos, la madre Mónica le notifica a todos sus vecinos de lo sucedido culpando a este sujeto.



Bajo la furia comienzan su búsqueda, al momento que lo encuentran le propinan una golpiza que lo deja inconsciente. Después de esto, el sujeto es llevado a la casa de nuestros protagonistas. García llega a un acuerdo con los demás bajo estas palabras: “si le dan una cama a este hombre, yo me olvido de ustedes”.


El trato se llega a realizar en vista que este le conviene a García y a los integrantes de la vivienda. Ambas partes se benefician: queda intacta la credibilidad de la iglesia y no se cierra la casa.


Uno de los aspectos que vale la pena destacar de la filmación es su sistema audiovisual debido a que en diversos momentos de la trama los mensajes quedan implícitos y se evita dar explicaciones de cada escena. Ya queda en el espectador deducir lo que viene en adelante.

Editado por 

Edición RH

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Abrahan Rivera

Estudiante de comunicación social y aspirante a cada vez ser mejor.

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