Mi amigo robot: un vínculo de nuestro tiempo
Abrahan Rivera
15 de abril de 2024
Regularmente se trae la figura del robot al cine, la literatura y más expresiones artísticas para tratar lo humano –y todos los problemas que esto conlleva–. Justamente ‘Mi amigo robot’ se toma la ardua labor de hablarnos sobre los lazos personales en estos tiempos mediante un lenguaje audiovisual particular.
Personajes mudos, pero comunicadores
Desde el principio atrae la base de esta filmación: personajes que no hablan. Si bien es cierto que se pueden comunicar o expresar, nunca es mediante palabras. Se puede considerar a esto una dificultad; sin embargo, la película supo sacarle provecho.
Todo esto conlleva que el sonido y la imagen tengan gran responsabilidad en todo la filmación. Por ejemplo, en la primera escena el protagonista realiza el pedido de un robot para su compañía y solo se puede observar y escuchar que coge el teléfono.
Evidentemente existen escenas memorables, pero no frases memorables.
La amistad desde otra perspectiva
En esta historia, los personajes son animales antropomorfos ¿Todo esto con qué intención? Usualmente el ser humano empatiza con aquello que se parezca a él, en este caso animales con comportamientos y hábitos humanos. De este modo, el espectador logra identificarse con el mundo que ofrece ‘Mi amigo robot’.
Curiosamente el protagonista es un perro –-usualmente acuñado como el mejor amigo del hombre–; sin embargo, desde un principio se observa que no es sociable y que está harto de su propia soledad.
Por este contexto, decide adquirir un robot para su compañía y en cierta forma consigue su principal objetivo: superar su soledad ya que comparte momentos que lo ponen contento.
Por varias circunstancias ambos son separados, esto conlleva a grandes dificultades para los dos –de algún modo cada uno vive una odisea tanto por extrañar su amistad como intentar superarla– por todo un año.
Después de este tiempo, ambos consiguen entablar nuevas amistades en reemplazo del otro. En el caso del perro se consigue un nuevo robot y en el caso del antiguo robot, este se vuelve amigo de un sujeto que lo reconstruye.
Esta dinámica y contexto de ‘Mi amigo robot’ es un reflejo de las relaciones en estos tiempos porque los vínculos actualmente son frágiles y difíciles de construir. Así pues, varios sujetos en la modernidad quedan condenados a la soledad como el perro.
Quizá ‘Mi amigo robot’ no consiguió ganar el óscar, pero seguramente se ganó el cariño de los espectadores por esa sinceridad de retratar una amistad con la que muchos nos identificamos.