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Wititi: La danza del amor y la conquista en el valle del Colca

Andrea Tite Quicaño

18 de setiembre de 2024

Danzantes de Wititi (Foto: Agencia Andina)


Al sur del Perú, en la región de Arequipa, el valle del Colca ha sido escenario de un profundo vínculo entre dos importantes colectivos culturales: los cabana y los collagua. Estas etnias, con un desarrollo histórico compartido, han convivido en el Colca desde la caída del imperio Wari alrededor del año 1200 de nuestra era. A lo largo de los siglos, no solo lograron asentarse, sino también preservar sus tradiciones frente a la llegada de los incas en el siglo XV y la posterior irrupción de los españoles en el XVI.


La leyenda y la historia se entrelazan en la memoria colectiva de estos pueblos, y es aquí donde la figura del wititi cobra vida. Según el antropólogo Manuel Ráez Retamozo, en su investigación de 1993, la tradición oral narra uno de los episodios que define el origen de esta danza. En tiempos del Inca Mayta Cápac, los collaguas resistían la conquista del soberano cuzqueño, quien deseaba casarse con Tancaray, la hija del gran curaca local. La leyenda cuenta que Mayta Cápac y sus soldados, disfrazados con trajes femeninos, lograron acercarse a la princesa, burlando la vigilancia de los pobladores. Así, el inca no solo consiguió comprometerse con ella, sino también asegurar una alianza pacífica con los collaguas.


La estrategia empleada por el inca para conquistar a la joven dejó una huella profunda en la memoria de los varones de la época. Desde entonces, el uso de vestimenta femenina por parte de los hombres se transformó en un símbolo de astucia e ingenio, dando origen a la emblemática figura del wititi.



(Foto: Ministerio de Cultura)


Dividida en tres fases principales, la danza del wititi revela una compleja interacción entre los géneros. En la primera fase, la “wititiada”, los hombres buscan impresionar a las mujeres con su vigor y destreza. Es un momento de cortejo, donde las miradas, los abrazos y los sutiles movimientos de las manos narran una historia de conquista amorosa. La segunda fase, la “Qhatateada”, introduce tensión al cortejo, con jaloneos y juegos de poder que simbolizan el conflicto y la pasión inherentes al proceso de enamoramiento. Finalmente, en la tercera fase, la “Tanqada”, el amor se manifiesta plenamente. Los hombres “raptan” a las mujeres en una dramatización del rapto amoroso, un acto físico que, lejos de ser violento, está cargado de simbología romántica. Este “rapto” marca la culminación del cortejo: el amor ha triunfado.


(Foto: Ministerio de Cultura)


En una época donde las relaciones románticas tienden a digitalizarse y perder parte de su ritualidad, la danza del wititi, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco en 2015, se erige como un recordatorio vibrante de los antiguos ritos de enamoramiento que solían formar parte de la vida cotidiana. A través de sus pasos y gestos, los pobladores del Colca no solo mantienen viva una tradición, sino también una forma de concebir el amor como algo dinámico, lleno de fuerza, pasión y, sobre todo, respeto mutuo.

Editado por 

Luis Risco Robles

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Andrea Tite Quicaño

Estudiante de Comunicación Social. Apasionada por la danza y enfocada en la difusión cultural.

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