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La romantización del lector lo aleja de la práctica

Aixa Nahir Chiappe

15 de abril de 2024

Rory Gilmore («Las chicas Gilmore»). Fuente: Woman In Revolt.


La capacidad de lectura se trabaja


La visión romántica del autor, donde las palabras le vienen como mensaje divino, también se puede ver en la figura del lector. Se espera esa misma perfección, como si a uno le cayeran los libros para sí en el regazo, los leyese sin problema alguno y formase un hábito sin dificultad. Hoy, eso se acentúa mucho más con los nuevos desafíos que aparecen en bookstagram, por ejemplo. Se leen muchos libros, pero todo lo que vemos es el resultado y no las obras o los momentos de lectura.


Kat Stratford («10 cosas que odio de ti»). Fuente: Merci Booku.


No se toma en cuenta el contenido del libro en cuanto a su enunciación. Si es un libro con un lenguaje muy opaco que requiere varias lecturas o si es algo más jerarquizado, lineal o explicativo que permite una lectura más rápida; si es un lenguaje de otra época o específico de un área que nos requiere contextualizar e ir y venir entre la obra y un diccionario. Hay, dentro del texto, un montón de variantes —más allá de las páginas— que pueden dificultar o facilitar la lectura de un libro y volver a esa obra una que se termine en poco o mucho tiempo.

Otra variante que no se toma en cuenta es el género literario. Si bien este puede no ser pertinente en muchas ocasiones y, también, es muy estricto y busca delimitar un campo en el que muchas obras rompen con lo establecido; es verdad que, hay muchos funcionamientos específicos a ciertos géneros que puede llevar tiempo entender o aprender —si es que uno acostumbra a rondar libros de otra naturaleza— o que requieren de un desarrollo más extenso, como lo son los libros de fantasy, donde se debe adentrar al lector al mundo.

La lectura es un hábito que lleva tiempo, en donde uno debe explorar los géneros que le gustan y, dentro de ellos, aquellos autores o estilos que le fascinan, repitiendo ese proceso todos los días. Nadie lee esas largas y complejas —por su lenguaje o tratamiento de la escritura— obras clásicas de un día para el otro sin pasar, en el medio, por aquellos otros libros menos complejos y más livianos por mucho tiempo. Si se espera lo contrario, se logrará alejar al lector de la práctica y la creación del hábito de la lectura.


Elle Woods («Legalmente Rubia»). Fuente: Pinterest.

Editado por 

Edición RCH

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Aixa Nahir Chiappe

Redactora y poeta

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