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Migración y marginalidad: la reedición de Montacerdos y la vigencia de Cronwell Jara

Anthony Valdivia Valencia

15 de abril de 2024


La década de los ochenta en el Perú fue un período de tiempo marcado por dos eventos importantes: el regreso a la democracia y el surgimiento de la violencia política en los andes peruanos. Los años anteriores habían iniciado un gran cambio en la composición social del país: la modernización económica, el crecimiento de las ciudades, la movilización de sectores populares, la reforma agraria y las grandes olas migratorias del campo a la ciudad que tuvieron como consecuencia el surgimiento de fenómenos como la informalidad y el robustecimiento de las clases medias. En los alrededores deshabitados de Lima empezaron a brotar grandes extensiones humanas, urbanizando zonas agrestes y alterando la impasibilidad de la naturaleza, formándose —de este modo— un nuevo rostro de la ciudad que se mostraba enmascarado en pobreza, marginación y subdesarrollo. Ese es el escenario que algunos de los narradores peruanos más representativos de la década de los ochenta utilizarían para situar sus creaciones literarias, como es el caso del piurano Cronwell Jara.


Nació en Piura en 1949 y desde pequeño tuvo que abandonar la ciudad norteña para ubicarse con su familia en Lima, lo cual le permitió absorber una enorme cantidad de vivencias e imágenes que después plasmaría en sus futuras novelas y cuentos. Su condición de sujeto migrante hizo que observara de cerca la pobreza y marginación que asolaban a las personas que habían tenido que abandonar su lugar de origen para encontrar mejores condiciones económicas. Estudió la carrera de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y los inicios de su carrera estuvieron cobijados por la obtención de importantes premios literarios. Ha explorado con solvencia distintos géneros y actualmente sigue publicando libros; sin embargo, su figura y su estilo quedarán inmortalizados en la literatura peruana gracias a uno de sus relatos iniciales: Montacerdos.


Han pasado más de treinta años desde que Cronwell Jara publicó la primera edición de Montacerdos (1981) en la editorial independiente Lluvia Editores. Por ese entonces, críticos literarios como Ricardo Gonzáles Vigil dijeron lo siguiente: «Su aporte al tema de las barriadas y la marginalidad social es considerable. Sus protagonistas, verdaderos marginados, están retratados “desde adentro”. [...] Mejor que Ribeyro, Congrains o Arguedas, conoce esa costra urbana». La vitalidad y verosimilitud con la que Cronwell escribió ese relato le ha permitido sortear el paso del tiempo y continuar vigente en la memoria de los lectores peruanos y en los intereses de las editoriales nacionales e internacionales, como es el caso del Fondo de Cultura Económica, que en el año 2023 decidió publicar una nueva edición de Montacerdos, junto a otros tres cuentos que comparten el mismo tono y vigor narrativo. Es importante destacar que, a pesar de la importancia de este autor, gran parte de su obra no ha sido publicada ni difundida como se merece —muchas de sus obras solo se encuentran en editoriales independientes y con un tiraje reducido—, por lo que la aparición de este libro es un justo reconocimiento a su legado.


Montacerdos nos relata la historia de una madre —Griselda— junto a sus dos pequeños hijos —Yococo y Maruja— y su llegada a uno de los barrios que componen los arrabales de Lima para establecerse e iniciar una nueva vida. Desde el inicio, son asediados por la hostilidad del lugar y el evidente desamparo que cargan sobre sus espaldas. El relato es narrado desde la visión infantil de Maruja, quien documenta cada una de las delirantes aventuras de su hermano menor, Yococo, junto a las desagradables escenas que tiene que vivir su madre y ella en un espacio contaminado por la pobreza, la marginación y la violencia. El cuento alcanza niveles impecables de realismo debido a la oralidad presente en la narración y a las descripciones descarnadas:


Me acuerdo que sin soltar la ruma de palos y cartones que llevaba

ella al hombro, pujando y pujando, le dio un leñazo a Yococo: Calla,

guanacu de mierda, loco, calla. Y lo hizo llorar, haciéndolo agarrar

desesperado y aturdido su fea cabeza llagada, revolcándose de dolor

un ratito ahí en el suelo, para luego, apurado, ponerse de pie y

seguirnos, llorando, llorando.


No obstante, Cronwell Jara nos sumerge en un mundo hiperbólico, carnavalesco, mágico y grotesco. Un mundo en donde Yococo vive con una herida en la cabeza rebosante de pus que no deja de crecer, en donde cabalga cerdos cruzando fangales y acequias llenas de excremento, en donde los alacranes y las cucarachas sirven como juguetes; un mundo en donde la suciedad, la miseria, el alcoholismo, las enfermedades, la delincuencia y la desesperanza están maximizadas y parecen marcar el destino de sus habitantes, dejándolos sin opciones. Junto a este relato, el libro incluye tres más, titulados Dos cristos, La reina de las cucarachas y El milagrero. En todos ellos se repite la narración oral de sus personajes, rescatando cada detalle del habla cotidiano. En dos de los relatos, el narrador principal es un infante, por lo que se mantiene esa mirada despojada de malicia y repleta de imaginación e ingenuidad frágil que ya habíamos encontrado en Montacerdos; de igual manera, el autor construye geografías empobrecidas y desfavorables, estableciendo así un universo personal y fácil de reconocer. En Dos cristos hallamos la historia de un

anciano y su nieto que recorren las calles de Lima disfrazados de Cristo, cargando una cruz y emulando su agónico calvario a cambio de monedas. Con una prosa cargada de poesía y humor, el autor nos entrega un cuento memorable en donde la religión, el caos de la urbe y la vida marginal se entrelazan magistralmente. La reina de las cucarachas cuenta la historia de una pequeña niña y su trágica existencia en un hogar pobre; durante todo el relato, la protagonista permanece quieta en un escondite poblado por cucarachas, confiada de su inmunidad ante la promesa de un terrible castigo por parte de su madre, ya que ha cometido un par de travesuras imperdonables. El autor nos adentra en los inagotables campos imaginativos de la infancia, mientras nos devela un ambiente violento, no apto para niños. Finalmente, El milagrero es un excelente ejemplo de la oralidad tradicional de los pobladores piuranos, ya que en gran parte del relato aparece un largo monólogo enunciado por un habitante de Morropón, quien es asediado por las autoridades eclesiásticas al ser el responsable de promover la adoración de un santo popular, contrariando las normas y la devoción católica de los pobladores.


Esta nueva edición que nos trae el Fondo de Cultura Económica es una invitación impostergable para conocer la obra de uno de los escritores más relevantes de la literatura peruana de las últimas décadas, así como también una motivación para descubrir el resto de su obra y descubrir los pliegues más íntimos y desoladores de una sociedad que se sobrepone cada día a los embates de nuestra realidad latinoamericana.

Editado por 

Edición RCH

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Anthony Valdivia Valencia

Escritor y literato. Obtuvo el primer puesto en el VI Concurso Nacional de Cuentos Jurídicos.

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