Tres escritores para comprender el género fantástico: Carroll, Tolkien y Lloyd
Angélica Guevara Alcalá
14 de febrero de 2024
Una breve recomendación de novelas que se enmarcan en el género fantástico y cómo reconocer los elementos en común
Lewis Carroll
El primer mes del año ha finalizado, en este punto los lectores con años de experiencia han formulado sus respectivas metas para comenzar el año con buen pie, o mejor, con muy buenos libros a la mano para no tener que detenerse a pensar en cuál será la siguiente lectura; aun así, a todo lector le ha ocurrido que se ha saltado el nombre de algún autor, un libro que desea leer desde hace un buen tiempo y basta con una buena recomendación para que tome esa determinación.
Tal sucede con algunos autores que, por escribir en géneros literarios tan específicos, se tiene la creencia equivocada de necesitar un gran bagaje cultural, que, para ser francos, solo basta el deseo de querer leer y dejarse seducir. Sin temor a engañar, el género fantástico es ideal para lectores de todas las edades, porque nos acerca a nuestra imaginación y a ese particular anhelo de creer en nuevos mundos.
Para el autor británico Lewis Carroll (27 de enero de 1832-14 de enero de 1898), la literatura fantástica fue el ancla para acercar a los niños a descubrir un mundo que fue creado a partir de la realidad, sí, me refiero a Alicia en el país de las maravillas (1865), que además posee una secuela que suele ser pasada por alto, me refiero a A través del espejo (1871).
Ambos libros pueden considerarse en la actualidad un canon dentro de la literatura al poseer solidez narrativa, personajes bien planteados, y, para profundizar más, el desarrollo de nuestra protagonista, Alicia, una niña de suma importancia, ya que nos muestra cuánto encierra el poder imaginativo y filosófico del género fantástico.
Desde Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll nos prepara un recorrido lleno de preguntas y cuestionamientos para la sociedad, a través de animales que pueden hablar y un personaje mitológico, el Grifo, que es un elemento que salta a la vista para definir lo fantástico y será el primer eslabón que tomaremos en cuenta para encontrar un patrón que nos ayude a precisar la literatura fantástica.
Aunque, en A través del espejo, Carroll apuesta por escribir una novela diferente, no podemos dejar de mencionarla, porque el autor ha dejado de lado la crítica y los cuestionamientos para encerrarla en otro mundo, que ya no se trata de ensoñaciones, ahora está en un juego más serio, el ajedrez, sin que ella sea partícipe de los resultados que pueda obtener.
Nuevamente, hay un elemento fantástico: el espejo, porque es Alicia quien debe atravesar ese espejo; en ese sentido, cada narración dentro del género desafía al lector, pues se juega la escaramuza de lo sencillo y lo ingenuo para sumir tanto al protagonista y al lector en una realidad llena de reflexión.
J. R. R. Tolkien
Ahora, llega el turno de un escritor fundamental, que llevo el género fantástico a su auge: John Ronald Reuel Tolkien —nacido el 3 de enero de 1892—, pues, siendo niño, forjo el camino para construir un nuevo género que no estaba planteado; sin embargo, su pasión por el arte y las letras se manifestaron de manera natural, hasta el punto de ser el primer escritor novel dentro la literatura fantástica en crear todo un universo con todo lo que pueda incluir.
En la actualidad, J. R. R. Tolkien es un autor mundialmente conocido, mas, fueron diversas las circunstancias que debió atravesar para consolidar el mundo que hoy la gran mayoría de nosotros conoce, al menos, a través de la trilogía de El Señor de los Anillos.
Hablar de Tolkien no es sencillo, ni breve; no obstante, recordemos que nos concierne adentrarnos en el mundo de la fantasía, y qué mejor definición que la del mismo profesor Tolkien:
“Fantasía es una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios. […] Ancho, alto y profundo es el reino de los cuentos de hadas, y lleno todo él de cosas diversas: hay allí toda suerte de bestias y pájaros; mares sin riberas e incontables estrellas; bellezas que embelesa y un peligro siempre presente; la alegría, lo mismo que la tristeza, son afiladas como espadas”
De tal manera, la definición que nos ofrece el autor se corresponde muy bien con el primer acercamiento que tuvimos de lo fantástico a través de Carroll, pues, para el momento que Tolkien se consolidaba como autor, descubrió a través de sus lecturas que hacían falta una buena cantidad de elementos para crear un mundo sólido, casi indestructible, como ha sido el caso de la Tierra Media, el escenario para novelas tales como: El Hobbit, publicada en 1937, y dado a su éxito literario dicho mundo fue tomando sentido y relevancia doce años después con la trilogía de El Señor de los Anillos.
Para consolidar el género fantástico, Tolkien creo una lengua para dar sentido y pertinencia a cada uno de sus personajes que, además, dividió en razas, y a su vez estableció un sistema de gobierno; siendo a partir de estas características que se narran en el transcurso de varias de sus novelas, que la estructura de la novela fantástica se hizo más clara y legible para cualquier tipo de lector afín a los valores que señala el autor.
En tal sentido, el género fantástico no ha quedado estático en el tiempo, sino que ha evolucionado, ya que no solo observamos elementos específicos o criaturas mitológicas, sino que se rige por una serie de valores que caracterizan al género y se han convertido en las características comunes para distinguirlo de cualquier otro género.
Tal ha sido la influencia que marcó Tolkien, que incluso antes de fallecer el 2 de septiembre de 1973, ya se erigía el escritor Alexander Lloyd con una saga de cinco novelas: El libro de los Tres (1964), El Caldero Negro (1965), El Castillo de Llyr (1966), Taran el Errante (1967) y El Gran Rey (1968).
Alexander Lloyd
Alexander Lloyd (30 de enero de 1924-17 de mayo de 2007) es un autor que pudo ver materializado uno de sus libros en una versión cinematográfica, la obra en cuestión se trató de El Caldero Negro, llevada a la animación por el estudio de Disney —y hablar de este estudio significa que estamos ante una saga claramente fantástica.
En la saga de Lloyd se pueden notar similitudes con el mundo creado por Tolkien: “Tal vez un hombre pueda sentirse dichoso de haber vagado por ese reino, pero su misma plenitud y condición arcana atan la lengua del viajero que desee describirlo”. Uno de esos elementos indispensables es el personaje del héroe, que, sin duda, en cualquier buena historia fantástica no debe faltar, como es el caso de Taran y el recorrido que nos presenta Lloyd a lo largo de la saga.
De este modo, el recorrido por el género fantástico se nos queda corto y queda la tarea de cada lector descubrir el mundo al que desee sumergirse en el próximo viaje.
Bibliografía
Tolkien, J. (1983). Los monstruos y los críticos y otros ensayos.