“El nuevo impuesto cultural y su golpe a la creatividad en Perú”
Bruno Enrique Oyola Risco
14 de setiembre de 2024
Perú [Fuente: Derechos y Política Fiscal ]
El impuesto a los espectáculos públicos no deportivos en Perú es una carga tributaria que impacta a eventos artísticos, culturales y recreativos. Este tributo, regulado por la Sunat, se aplica a actividades que generan ingresos mediante la venta de entradas. Los organizadores deben declarar y pagar este impuesto para evitar sanciones y multas. Es esencial que los promotores de eventos comprendan y cumplan con estas disposiciones legales, para evitar conflictos legales y financieros.
Recientemente, el costo para obtener la calificación cultural necesaria para organizar estos eventos ha aumentado de 70 a 312 soles. Este incremento ha generado preocupación entre los artistas, quienes ahora deben destinar una parte significativa de sus ingresos para cumplir con esta obligación. El Ministerio de Cultura ha justificado el aumento, argumentando que las tarifas anteriores carecían de sustento adecuado, aunque esta medida ha sido criticada por no incentivar la promoción cultural ni apoyar a los artistas independientes. El aumento en los costos no solo afecta a los espectáculos teatrales y artísticos, sino también a la investigación en espacios arqueológicos. La percepción de la cultura como un objeto de lucro y la mala gestión del Ministerio de Cultura han sido objeto de críticas. La falta de políticas claras y de apoyo a los artistas ha generado incertidumbre sobre el futuro de la promoción cultural en el país. Es crucial que se implementen medidas que faciliten la participación activa de los ciudadanos en la vida cultural de la nación.
Explanada del Ministerio de Cultura donde se ha realizado diferentes paros en
contra la gestión de la exministra de Cultura [Fuente: Lima Gris]
La reciente subida del costo para organizar espectáculos culturales no deportivos en Perú, de 70 a 312 soles, ha generado una ola de críticas y descontento entre artistas y organizadores de eventos. Este aumento, además de ser desproporcionado, refleja una falta de sensibilidad y comprensión por parte del Ministerio de Cultura hacia las necesidades del sector. En lugar de promover y facilitar el acceso a la cultura, esta medida parece diseñada para obstaculizar y desincentivar la realización de eventos culturales, afectando principalmente a los artistas independientes, quienes ya enfrentan múltiples desafíos económicos.
La justificación del Ministerio de Cultura, que argumenta una falta de sustento en las tarifas anteriores, resulta insuficiente y poco convincente. En lugar de buscar soluciones que fortalezcan al sector cultural, la ministra ha optado por una medida que claramente perjudica a los trabajadores del arte. Esta decisión evidencia una gestión deficiente y una falta de visión estratégica para el desarrollo cultural del país. La cultura no debe ser vista como un objeto de lucro, sino como un derecho fundamental que el Estado debe promover y proteger.
La actitud de la ministra de Cultura, incapaz de implementar políticas efectivas para apoyar a los artistas y promover la cultura, es preocupante. Su gestión ha sido criticada por la falta de claridad y dirección, y por no abordar adecuadamente las necesidades del sector cultural. En lugar de fortalecer las
políticas existentes y crear nuevas iniciativas que beneficien a los artistas, la
ministra ha tomado decisiones que han generado más obstáculos y dificultades. Es urgente reevaluar esta medida y buscar alternativas que realmente apoyen y
promuevan la cultura en Perú.