Amo mi carrera, pero mejor no estudiaba Comunicación
Valeria Ocaña Vizcaíno
2 de setiembre de 2024
Profesionales de la Comunicación y el Periodismo se enfrentan a entornos laborales precarios y sin garantías mínimas.
La censura, amenazas y precarización han sido parte de los entornos laborales de periodistas y comunicadores. (Foto: Página web - PlanV).
Escoger una carrera a los 17 años es muy complicado. Muchos de nosotros no estamos seguros de lo que queremos ser en el futuro; aun así, tratamos de ver con claridad qué camino sería el ideal. El primer desafío es convencer a la familia, quienes “solo quieren lo mejor para ti”, pero que no entienden la particular afición o profesión de la que pretendes vivir el resto de tus días.
Luego está el reto de entrar a la universidad, pública o privada, según tus posibilidades económicas o preferencias. Este gran filtro implica obtener el puntaje más alto posible para ingresar a la “carrera de tus sueños”, y lo mismo piensan otros millones de jóvenes. En esencia, se trata de una especie de Los Juegos del Hambre, donde las personas compiten por un asiento en un aula, por el acceso al conocimiento y, aparentemente, por una mejor calidad de vida (resultados no garantizados).
Cabe recalcar que, desde el principio, hay gente con ventajas por la corrupción y esa “viveza criolla” que oferta cupos a cambio de una fuerte suma de dinero. Algo más suave es la adquisición de guías para tener una excelente calificación, pero también está la posibilidad de pagarle a alguien para que rinda un examen por ti. De todo se ve.
Cada semestre es más difícil de aprobar que el anterior, sumado a las prácticas preprofesionales y proyectos variados en los que los docentes a cargo cambian las directrices de un momento a otro, o los jefes se aprovechan del clásico “estamos dándote la oportunidad de que ganes experiencia”. Fue raro para mí escuchar que a algunos compañeros les pagaban con dinero auténtico, otros alardeaban de la experiencia previa forjada a través del nepotismo o red de contactos. Fue solo una probadita del mundo adulto y laboral real.
Esas oportunidades que sería mejor desaprovechar…si puedes
Tenemos derecho a un trabajo en condiciones dignas, con un salario que nos permita pagar alimento, vivienda, salud y otras necesidades elementales; lamentablemente, las familias deben arreglárselas con sueldos precarios o con numerosos integrantes desempleados. La idea de emprender tampoco es la mejor, pues los impuestos, permisos y la delincuencia son grandes obstáculos por considerar.
En diciembre de 2023, el Gobierno anunció un incremento histórico en el salario de periodistas: “El gobierno de Ecuador fijó el salario para periodistas con título profesional en 800 dólares, mientras los comunicadores no titulados tendrán un salario de 670 dólares. En un hecho histórico, el Ejecutivo equiparó el salario de los comunicadores titulados y no titulados con los sueldos de los profesores”, reza el comunicado de Presidencia. Desde el Ministerio de Trabajo, se habló en enero de otras cifras más altas para este rubro. Estoy segura de que muchos profesionales leerán esto y se preguntarán en dónde se cumplen estas promesas, o podrían reírse incluso.
Salarios mínimos sectoriales en enero de 2024 (cifra en dólares). Documento publicado por el Ministerio del Trabajo. (Foto: Captura de pantalla - Salarios mínimos sectoriales y tarifas 2024).
Recuerdo una conversación reciente con una exdocente de la facultad. Ella expresó algo que venía pensando varios días mientras navegaba en internet, buscando una “oportunidad” para incorporarme al mercado laboral y al mundo corporativo: para quienes están en agencias de comunicación, publicidad o marketing digital, la situación no es mejor. El ritmo de trabajo es altamente acelerado, con una carga excesiva y sin un contrato de por medio, pues está de moda el “pago con factura”, y ver quiénes explotan más a sus pasantes. Como yo he observado, buscan que una persona haga el trabajo de un equipo de 7. Desafortunadamente, aunque tengas los conocimientos y la experiencia, son los directivos quienes no valoran las ideas frescas e innovadoras, basándose únicamente en una aparente “superioridad”, basada en la edad. Nadie dice que sus años no los hacen expertos, pero tampoco ser joven te obliga a aceptar que no te den importancia.
Todo esto sin contar a quienes optan por la estrategia de ofrecer su trabajo y años de estudio a precio de “gallina robada”. Consideran que cobrar más barato atraerá mayores ingresos, sin tomar en cuenta cómo eso afecta al mercado laboral y a los colegas del sector. En el fondo, sabemos que no es muy rentable dar planes de contenido a mucho menos de lo que cuesta una planilla de luz o el tiempo creativo invertido. También sabemos que una cosa es el manejo de herramientas en un curso o webinar gratuito, y otra el servicio y asesoramiento completo de un profesional.
Sobrevivir, literalmente hablando
Debí aceptar las señales de que esta profesión no sería muy buena opción, pero ya es tarde. No había sido tan consciente de esta realidad hasta el momento en que informaron el secuestro de 3 integrantes del equipo periodístico del diario El Comercio. Posteriormente, fueron asesinados por el Frente Oliver Sinisterra, y quedó en evidencia, de nuevo, la ineptitud del Estado ecuatoriano para garantizar el derecho a la vida y al trabajo. Se popularizó el #NosFaltan3 y los medios hacían eco de la historia fatal de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra. Pero igual decidí estudiar algo riesgoso como el Periodismo, una carrera en la que, si el gobierno no te apoya, te ataca de forma extrema.
Movilización para exigir respuestas ante el secuestro del equipo periodístico de El Comercio #NosFaltan3. (Foto: Página web - Fundamedios).
Las y los profesionales del Periodismo deben enfrentarse a coberturas peligrosas en localidades hostiles o de difícil acceso, las posibles agresiones y amenazas, los turnos fuera de horario que se justifican como “información continua para la ciudadanía”. Por supuesto, se olvida que somos humanos, no máquinas automatizadas. Si no te atacan los grupos narcodelictivos, es el mismo Estado el que se molesta ante tus críticas y la exposición de verdades que duelen.
Entonces, nos enfrentamos a 2 o 3 vías posibles para ejercer: una muy afortunada, enmarcada legalmente y con beneficios excelentes; otra en la que se deben aguantar salarios bajos con jornadas extenuantes que desgastan la salud física y mental; o la de aventurarse a construir nuevas alternativas que probablemente conlleven satisfacciones, decepciones, y supervivencia diaria para sortear gastos.