El comercio de la fibra de vicuña como una brecha de desigualdad: El caso de Loro Piana
Gimena Valeria Collazos
2 de setiembre de 2024
Loro Piana explota la fibra de vicuña en Perú, pagando injustamente a comunidades locales, mientras vende productos a precios exorbitantes.
En un mundo globalizado, donde la cadena de suministro atraviesa fronteras, las comunidades locales que producen bienes valiosos a menudo se encuentran en una posición de vulnerabilidad. Un ejemplo claro es el caso de la comunidad campesina de Lucanas en Ayacucho (Perú) y su relación con la empresa italiana Loro Piana. Esta comunidad, que participa en la extracción de la fibra de vicuña, enfrenta una realidad contradictoria: mientras que la fibra es vendida a precios exorbitantes en mercados internacionales, los productores locales reciben una compensación mínima.
Lucanas, Ayacucho (Foto: Angela Ponce para Bloomberg Businessweek)
La fibra de vicuña, conocida como "la fibra de los dioses", es una de las materias primas más valiosas del mundo. Su suavidad, ligereza y exclusividad la convierten en un bien codiciado, especialmente, en la industria de la moda de lujo. Sin embargo, esta riqueza no se traduce en una mejora significativa de las condiciones de vida de quienes trabajan en su extracción.
Paquetes de fibra de vicuña (Foto: Angela Ponce para Bloomberg Businessweek)
El reportaje de Bloomberg presentado a inicios de año revela que Loro Piana, el único comprador de fibra de vicuña en la comunidad de Lucanas, paga a los campesinos locales una cantidad irrisoria en comparación con los precios que obtiene por sus productos en mercados internacionales. Mientras que un saco hecho de fibra de vicuña puede venderse hasta por 30 000 dólares en Nueva York o Milán, la comunidad de Lucanas recibe tan solo 280 dólares por la cantidad de fibra necesaria para fabricar dicho producto.
En este sentido, el trabajo de las personas debe ser adecuadamente remunerado, especialmente, cuando su labor es esencial para la producción de bienes de lujo que generan enormes beneficios para las empresas involucradas. La remuneración justa no es solo una cuestión de ética, sino un derecho fundamental que debe ser garantizado por mecanismos legales y fiscales.
En el caso de Lucanas, la falta de competencia en la compra de fibra de vicuña crea un entorno donde los campesinos tienen poca o ninguna capacidad de negociación. La posición de monopsonio de Loro Piana les permite imponer precios bajos, perpetuando una situación de explotación económica. Esto es especialmente preocupante cuando se considera el esfuerzo físico y las condiciones extremas bajo las cuales se realiza el "chaku", la técnica ancestral utilizada para capturar y esquilar a las vicuñas que es empleada por la comunidad.
Para proteger a las comunidades productoras como Lucanas, es fundamental implementar mecanismos de fiscalización que regulen las relaciones comerciales entre estas comunidades y las empresas multinacionales. El Estado tiene un rol crucial en este proceso, asegurando que las leyes de competencia y derechos laborales sean aplicadas de manera justa. Sin embargo, en Perú, la situación actual es preocupante. La legislación existente no sanciona a las empresas por el abuso de sus posiciones de dominio cuando se trata de imponer precios injustos. Esto quedó demostrado en la resolución 708-2011/SC1-CLC-Indecopi en la que se desestimó una denuncia similar contra la empresa Gloria S.A. por pagar precios bajos a los productores de leche fresca. Este precedente indica que una denuncia de la comunidad de Lucanas contra Loro Piana probablemente no tendría éxito, lo que pone de relieve la necesidad de reformar el marco legal para abordar este tipo de explotación económica.
A pesar de su importancia potencial, el comercio textil ha sido históricamente descuidado como una herramienta para el desarrollo económico en muchas regiones rurales de América Latina. Esto es particularmente cierto en el caso de la fibra de vicuña en Perú, donde la falta de políticas efectivas ha permitido que empresas extranjeras dominen el mercado y extraigan enormes beneficios a expensas de las comunidades locales.
El caso de Lucanas es emblemático por un problema más amplio: la falta de visión y compromiso por parte del Estado para desarrollar el comercio textil local. A pesar de que el Perú tiene una rica tradición en la producción de textiles de alta calidad, este sector ha sido relegado a un segundo plano en las políticas de desarrollo económico. Como resultado, comunidades como Lucanas siguen atrapadas en un ciclo de pobreza, incapaces de aprovechar plenamente los recursos naturales que tienen a su disposición.
Voluntarios y trabajadores de Lucanas (Foto: Angela Ponce para Bloomberg Businessweek)
Estos aspectos no es solo un llamado a la acción, sino una advertencia sobre las consecuencias de ignorar el potencial del comercio textil en el desarrollo económico rural. Sin un cambio en las políticas y un mayor enfoque en la creación de valor agregado en origen, comunidades como Lucanas seguirán siendo explotadas por empresas multinacionales, perpetuando la desigualdad económica y limitando las oportunidades de desarrollo. El caso de la comunidad de Lucanas y su relación con Loro Piana es un ejemplo claro de las desigualdades que pueden surgir en una cadena de suministros globalizada. A pesar de producir una de las fibras más valiosas del mundo, los campesinos locales reciben una remuneración injusta, en parte, debido a la falta de competencia y a la posición dominante de una sola empresa.
La crítica principal aquí es que, mientras se ha hablado mucho de la necesidad de precios justos y mecanismos de fiscalización, se ha prestado muy poca atención a la necesidad de transformar estructuralmente el comercio textil. Sin un enfoque integral que considere todos estos aspectos, cualquier medida que se tome será insuficiente y solo abordará los síntomas de un problema mucho más profundo.