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Estereotipos en las iglesias, casas y calles

Diana Gómez Huarcaya

5 de octubre de 2024

Crédito: (Reformadas.pe)


La construcción de los roles de género ha sido un tema debatido a lo largo de la historia, y su influencia se puede observar en múltiples esferas, desde la religión hasta la educación superior. En este contexto, es crucial reflexionar sobre cómo estos roles, dictados por la Biblia, la sociedad y las expectativas académicas, pueden ser perjudiciales para nuestra libertad de elección y autenticidad como individuos.


La Biblia ha sido interpretada de diversas maneras a lo largo de los siglos, pero muchas de sus lecturas tradicionales promueven roles de género estrictos. Estas interpretaciones a menudo relegan a las mujeres a posiciones subordinadas y definen al hombre como el líder natural. Este marco no solo limita las oportunidades de las mujeres, sino que también presiona a los hombres a cumplir con expectativas que pueden no alinearse con sus verdaderos deseos o habilidades. La imposición de estos roles puede llevar a una vida de insatisfacción y frustración, donde las personas se sienten obligadas a encajar en moldes que no les representan.


La sociedad contemporánea sigue arrastrando vestigios de estas creencias tradicionales, perpetuando estereotipos de género que afectan nuestras decisiones diarias. Desde la infancia, se nos enseña qué comportamientos

son "apropiados" para hombres y mujeres. Esta socialización temprana

puede limitar nuestras aspiraciones y decisiones profesionales. Por ejemplo, las mujeres pueden sentirse desalentadas a perseguir carreras en ingeniería o ciencias, mientras que los hombres pueden evitar profesiones en la enseñanza o el cuidado. Al perpetuar estos estereotipos, la sociedad restringe la libertad individual y el potencial de cada persona para explorar sus verdaderos intereses y pasiones.


Las universidades, como microcosmos de la sociedad, también reflejan estas restricciones. A menudo, las instituciones educativas fomentan ciertas carreras como "más adecuadas"para un género específico. Esta presión puede llevar a los estudiantes a elegir trayectorias profesionales basadas en expectativas externas en lugar de sus propias inclinaciones y talentos. La falta de representación en campos como la tecnología o la biología para mujeres, y en áreas como la enfermería o la educación para hombres, refuerza la idea de que hay caminos "correctos" según el género, limitando así el desarrollo profesional y personal.


Es fundamental cuestionar y desafiar estos roles de género impuestos por la Biblia, la sociedad y las instituciones educativas. La libertad de ser quienes realmente queremos ser no debe estar condicionada por normas arcaicas o expectativas limitantes. Promover una cultura que celebre la diversidad de elecciones y fomente la exploración de identidades y carreras sin restricciones de género es esencial para construir un futuro más inclusivo y auténtico. Solo así podremos permitir que cada individuo brille en su verdadera esencia, sin miedo al juicio o la desaprobación.

Editado por 

Edición RH

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Diana Gómez Huarcaya

Periodista por sueño y fotógrafa por exceso. Soy estudiante de comunicación de la UPC en Perú.

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