Luces, cámara, ¿censura?: el futuro del cine peruano en la cuerda floja
Katherin Peña Román
13 de setiembre de 2024
Actividades cinematográficas en los Andes. (Foto: Ministerio de Cultura)
El cine peruano se encuentra en una encrucijada crítica. Por un lado, experimenta un notable crecimiento y reconocimiento internacional, evidenciado por el éxito de producciones como Yana-Wara, que representará a Perú en los prestigiosos premios Goya y Óscar. Este logro es un testimonio del talento y la creatividad de los cineastas peruanos, así como de la riqueza cultural y la diversidad de historias que el país ofrece al mundo. Sin embargo, este momento prometedor se ve amenazado por el proyecto de ley presentado por la congresista Adriana Tudela, del partido Avanza País, que ha generado controversia y debate en la comunidad cinematográfica y cultural del país.
El proyecto propone una reducción del 50% en el financiamiento otorgado a proyectos cinematográficos, justificándose con la afirmación errónea de que, anteriormente, se otorgaba un 100% de financiamiento, cuando en realidad el apoyo del Ministerio de Cultura no supera el 80% del costo total de los proyectos. Esta reducción tendría consecuencias devastadoras: comprometería la calidad y viabilidad de las producciones nacionales, exacerbaría la desigualdad de oportunidades en el sector, reduciría los beneficios económicos indirectos que el cine genera en comunidades locales y mermaría la competitividad del cine peruano en el escenario internacional.
Cinematografía peruana. (Foto: El Búho)
Más preocupante aún es la cláusula que condiciona el financiamiento al "respeto a las buenas costumbres y a la defensa de los intereses del estado peruano". Esta formulación ambigua abre la puerta a interpretaciones arbitrarias que podrían resultar en censura, autocensura por parte de los creadores temerosos de perder el apoyo estatal, y la supresión de voces críticas y perspectivas divergentes, esenciales para un cine vibrante y relevante.
Actores y actrices, directores, productores, guionistas, técnicos... todos se han unido para rechazar el proyecto de ley de Adriana Tudela. (Foto: Marco Cotrina/La República)
Es imperativo reconocer que el cine no es solo un medio de entretenimiento, sino un poderoso vehículo para la expresión cultural, la reflexión social y el desarrollo económico. Un cine fuerte y diverso proyecta la identidad y diversidad peruana al mundo, genera empleos y estimula economías locales, atrae inversión extranjera y fomenta el turismo, y contribuye al diálogo social y la cohesión nacional. En lugar de recortar y restringir, se necesita una política que potencie y libere el potencial del cine. Esta política debería mantener o aumentar el financiamiento público, reconociendo el cine como una inversión estratégica, garantizar la transparencia y equidad en la asignación de fondos, fomentar la formación de nuevos talentos en todo el país, facilitar la internacionalización del cine peruano, proteger incondicionalmente la libertad de expresión artística, incentivar la inversión privada en el sector y fortalecer los canales de distribución y exhibición del cine nacional.