Nicolás Maduro y La Narrativa Política detrás del Adelantamiento de la Navidad
Gimena Valeria Collazos
16 de setiembre de 2024
La estrategia recurrente de anticipar la Navidad en Venezuela muestra un patrón evidente: Maduro emplea las celebraciones como un mecanismo de control social.
Nicolás Maduro lo ha hecho nuevamente. Una vez más, el presidente de Venezuela ha anunciado el adelantamiento de la Navidad, esta vez al 1 de octubre de 2024. Este movimiento, presentado como un “homenaje al pueblo combativo,” ha generado controversia, no solo por su peculiaridad, sino por lo que realmente podría estar ocultando: una maniobra política calculada para distraer a la población de los graves problemas que enfrenta el país.
Maduro justifica su decisión como un gesto de gratitud hacia el pueblo venezolano, prometiendo que la festividad traerá paz, felicidad y seguridad. Sin embargo, esta narrativa es cada vez más difícil de sostener. Venezuela sigue sumida en una crisis económica devastadora, con apagones frecuentes, escasez de productos básicos e inflación descontrolada. En este contexto, la idea de que un adelantamiento de las festividades navideñas pueda ofrecer un alivio a la población suena más a una fantasía oficialista que a una solución real.
Desde su llegada al poder en 2013, Maduro ha utilizado esta estrategia en varias ocasiones, siempre en momentos de tensión política y social. En 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, adelantó la Navidad para intentar levantar el ánimo de una nación en duelo. Desde entonces, ha seguido este patrón, moviendo la fecha de las festividades según las necesidades políticas del momento. Este año, el adelantamiento de la Navidad coincide con un periodo especialmente crítico: después de unas elecciones presidenciales plagadas de acusaciones de fraude y con una orden de detención contra el excandidato Edmundo González Urrutia.
No es casualidad que este anuncio se haga en medio de nuevas protestas por los cortes de luz y la crisis económica. Tampoco es casual que llegue justo cuando la justicia controlada por el régimen ha emitido una orden de captura contra González Urrutia, a quien muchos consideran el verdadero ganador de las elecciones de julio. La maniobra de Maduro, lejos de ser una simple decisión administrativa, parece diseñada para desviar la atención de estas problemáticas y suavizar la percepción pública de su gobierno.
La conocida táctica de adelantar la Navidad en Venezuela revela un patrón claro: Maduro utiliza las festividades como una herramienta de control social. En lugar de enfrentar los problemas reales del país, el presidente recurre a la manipulación emocional, intentando generar una atmósfera de falsa felicidad y unidad. Pero esta estrategia tiene un límite. Con cada año que pasa, la población venezolana se muestra más escéptica, consciente de que detrás de las luces y los adornos navideños se esconde un intento desesperado por mantener el poder y desviar la atención de la crisis que asola al país.
La medida de adelantar la Navidad es, en realidad, una señal de la desesperación política de Maduro. Mientras el régimen se tambalea bajo el peso de la corrupción, la represión y la falta de legitimidad, recurre a este tipo de tácticas para mantener su control sobre un país que exige un cambio. Lo que debería ser un tiempo de reflexión y renovación se convierte en un instrumento de propaganda, y el verdadero significado de la Navidad se diluye en una maniobra política que busca perpetuar un poder que ya no representa a su pueblo.
Este no es más que otro capítulo en la larga historia de manipulaciones políticas por parte de Nicolás Maduro. En lugar de ofrecer soluciones reales a los problemas que enfrenta la nación, el gobierno opta por la superficialidad de unas festividades adelantadas, buscando así anestesiar a una población cada vez más desesperada. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuánto tiempo más podrá Maduro seguir manipulando el calendario para desviar la atención de las profundas crisis que enfrenta Venezuela? En un país donde la realidad es cada vez más difícil de ocultar, la efectividad de estas maniobras se desgasta con cada repetición.