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Perú en llamas: ¿Qué hay detrás de los incendios forestales?

Francklin Bermúdez Bravo

9 de octubre de 2024

Imagen referencial del incendio forestal. [Foto: Diario El Peruano]


El Perú ha venido sufriendo una serie de acontecimientos catastróficos que han aproximado la llegada de serias consecuencias ante el descuido gubernamental de asuntos de suma importancia en la agenda política.


Es una realidad y es bien sabido que el Perú se encuentra en una posición geográficamente complicada, propensa ante cualquier tipo de acontecimiento natural o de índole antropogénica. El despliegue de incendios forestales de enorme índole advierte necesario evaluar aquellas acciones directas e indirectas que ha venido realizando el Gobierno central en coordinación con los demás niveles de gobierno para sobrellevar y regular aquellos sucesos que se pueden prever. Por lo que, resulta interesante preguntarse cuáles han sido las acciones antes, durante y después de los últimos incendios. 


¿Qué escenarios se pudieron visualizar y no se hizo nada por ello? ¿La crisis climática en verdad se encuentra presente en la agenda política? ¿Qué repercusiones trajeron estos acontecimientos para el país y cómo podemos sobrellevarlo?


Antes de lo sucedido


Desde 2018, un documento del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), ya aclaraba que “se viene observando el aumento de los incendios forestales y el incremento de su intensidad asociados a la variación en los regímenes naturales del fuego y al cambio climático”. Y en 2021, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrografía del Perú (SENAMHI) emitió el informe ‘Escenarios climáticos al 2050 en el Perú’, en el cual se precisa que, para ese año, en la Amazonia las temperaturas cálidas extremas promedio podrían aumentar entre 2.8 °C y 3.9 °C.



Inicio del apoyo de INDECI en Cusco. [Foto: Diario Gestión]


Incluso desde enero de este año, antes de que estallara la ola de incendios que sacudió al país, ya eran 192 incendios, lo que representa un 23% más de los registrados en 2023 en el mismo lapso. Podemos entender que los incendios forestales pueden ser causados por dos motivos: natural y humana. Considero que no fue el principal factor, pero sí uno de los más importantes y determinantes. A fines del año pasado se aprobó la ley 31973, Ley Antiforestal, esta brindó una serie de requisitos para la explotación y aprovechamiento de la explotación de bosques. Dicha ley, en su disposición final, convierte en zonas de explotación agropecuaria aquellos bosques que fueron talados ilegalmente por empresas y agricultores privados para realizar actividades agrícolas y/o ganaderas. Esto quiere decir que cualquier individuo que explotó estos bosques de forma ilegal antes de la promulgación de la ley, ahora no tendrán ningún impedimento para dejarlo de hacer, sin preocuparse por el daño a todo el ecosistema y sin cumplir con los requisitos técnicos necesarios para habilitar correctamente el área de cultivo y aprovechamiento. 


He aquí, además, una de las causas de estos incendios, pues aquellas personas que se vieron beneficiadas encontraron el lugar ideal para quemar toda la parte del bosque correspondiente para luego empezar a cultivar, pero resultó enormemente fuera de control porque el cambio climático, otra de las causas de estos incendios, empeoró la situación trayendo focos de calor más altos, una sensación seca y mayores vientos turbulentos que empeorarían el ambiente y darían paso fácil para la propagación de incendios de tal magnitud. 


En esa misma línea, el Parlamento encuentra una justificación en aquellas prácticas ancestrales y divinas de que los incendios atraen las lluvias. El presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, declaró que la razón principal de los incendios son las “prácticas ancestrales”, consistentes en quemar bosques o pastizales para ganar frontera agrícola o mejorar el suelo. Ante ello hay que preguntarnos tal vez el porqué. Y es que, además de la práctica histórica, los pequeños agricultores encuentran en esta forma una manera ideal de propagar sus tierras de cultivo debido a la falta de capacidad logística y conocimiento técnico para realizarlo con mayor eficacia y eficiencia. 


Estos incendios no solo destruyen ecosistemas, sino que representan un grave riesgo para la salud, en especial de poblaciones más vulnerables: niñas, niños y adolescentes. Toda esta serie de acciones abrieron paso a la propagación de estas condiciones. 


Durante lo sucedido


Los días de catástrofe coincidieron aproximadamente con la fecha del deceso de Alberto Fujimori, esto trajo una gran espectacularización y distracción, tanto para el Gobierno como para los ciudadanos. Curiosamente, la primera acción que llevó a cabo el Gobierno central fue brindarle homenaje a un expresidente que acaba de fallecer. Si bien es cierto, es parte del protocolo de honores brindarle homenaje a un expresidente difunto, esto no debe resultar por encima de intereses más primordiales. 



Fauna y flora tras uno de los incendios forestales [Foto: Levante]


Se empezaba poco a poco a incrementar y empeorar el panorama climático y natural. Se empezó a notar aspectos carentes de apoyo que no son nada novedosos ante este tipo de sucesos. El comandante de la Compañía de Bomberos de Junín, Aryf Torres, indicó que la falta de equipos ha llevado al personal de su unidad a utilizar ramas para combatir los incendios forestales. Además, por ejemplo, Los Bomberos de Tarapoto recibieron una valiosa donación de dos empresas locales, que incluye seis fumigadoras contra incendios forestales, una motobomba, machetes, una motosierra, guantes y otros materiales esenciales. Incluso los helicópteros de la fuerza aérea no pudieron apoyar desde el aire debido a la falta de visibilidad que existía. Tras largos días de trabajo para apagar los diversos incendios, el cuerpo de bomberos y personas que apoyaban se iban agotando y reduciendo los recursos.


Por otro lado, resulta sumamente controversial el hecho de que el Gobierno central preste ayuda a Bolivia por el mismo escenario que pasamos nosotros. La misma catástrofe vino sucediendo también en Bolivia, y en ese sentido, el Gobierno les prestó ayuda sabiendo que el propio equipamiento logístico nacional era insuficiente para nosotros mismos, sin embargo, se prefirió brindar este apoyo humanitario a los países vecinos antes de salvaguardar las vidas de las personas, fauna y flora dentro del país.


Ante lo mencionado anteriormente, las acciones directas tomadas por el Gobierno central no fueron las únicas indignantes, sino también los tratos con empresas afines al rubro del ecosistema. Perupetro ofreció lotes nacionales e internacionales para que puedan explotarse. Pero lo que resulta más indignante aún, es que un porcentaje considerable de estas áreas propuestas ocupan espacios como áreas de conservación, parques nacionales, reservas indígenas y zonas de amortiguamiento de áreas protegidas. Por ejemplo, el Parque Nacional Bahuaja – Sonene, el Parque Nacional Sierra del Divisor o la zona de amortiguamiento del Área de Conservación Regional de Imiria. Esto con el fin de colocar pozos de petróleo para el aprovechamiento. 


Esta práctica va en contra de la propia Ley de Áreas Naturales Protegidas y en contra de toda la diversidad y expresión de vida de aquellas comunidades que residen cercanamente. Ante ello, resulta realmente preocupante lo que pueda suceder con las comunidades indígenas, la propia zona en la que viven, la flora, fauna, pérdidas económicas, pérdidas de lotes de tierras aprovechables y una gran decepción por lo que se pudo haber hecho.




Imagen referencial sobre la situación inicial del incendio en Amazonas [Foto: Diario El Peruano]


Después de lo sucedido


Más de 173 incendios forestales que han afectado a 20 departamentos, decenas de fallecidos, fauna y flora perdidas y serios problemas que se deben regular.


Lamentablemente, no es sorprendente que un suceso como este vuelva a superar los límites de apoyo y capacidad regulativa que debería ostentar el Gobierno central. Sobre todo, si hablamos de sucesos naturales y antropogénicos, como los incendios, teniendo en cuenta que el Perú es propenso a ello. La esperanza era poca y los actos fueron nulos. Tal resulta ser que cualquier acción que se pretenda hacer para regular el problema resultará insuficiente debido a la falta de capacidad que cuenta el Estado peruano. Se continúan promulgando leyes en contra de nuestros propios intereses nacionales, dando cabida a los males que luego traerán serias y devastadoras consecuencias. Las políticas realizadas resultan ser de corte marginal, implementándose una sobre otra, sin ningún tipo de criterio para poder abastecer y atender el problema con las verdaderas necesidades y carencias que se presentan. 


Por ahora, resulta que el Perú es un país lleno de momentos. Solo se viven por unos días y, posteriormente, se olvidan y dejan de lado. Hasta el momento ha sido complicado poder brindar puntos a favor alrededor de lo sucedido. Los acontecimientos no dejarán de suceder, y si de esta experiencia no aprendemos, veremos como nuestra realidad se degrada poco a poco.


Editado por 

Luis Carlos Lavado

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Francklin Bermúdez Bravo

Entusiasta por la investigación y escritura. con una fuerte convicción por y para lo político.

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