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Caral, Patrimonio Mundial bajo amenaza

Una civilización milenaria bajo amenaza

La arqueóloga Ruth Shady, directora del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe, ha denunciado reiteradamente las amenazas que su equipo y su persona reciben por parte de traficantes de terrenos que buscan apoderarse de las tierras alrededor de la Ciudad Sagrada de Caral.

Shady es reconocida por haber liderado el descubrimiento e investigación de Caral desde finales de los años noventa. Su trabajo fue clave para que este sitio —considerado la civilización más antigua de América, con más de 5,000 años de antigüedad— fuera declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2009. Además, ha sido distinguida tanto a nivel nacional como internacional por su compromiso con la protección y difusión del patrimonio arqueológico peruano.

Según la arqueóloga, el incremento del valor de las tierras en la zona ha intensificado el interés de mafias locales. “Una hectárea que costaba cinco mil dólares ahora vale más de treinta y ocho mil dólares. Por eso, los traficantes están al acecho”, advirtió.

Falta de protección estatal

La situación se agrava por la ausencia de respaldo efectivo por parte del Estado. Según Shady, anteriormente contaban con cinco policías asignados a la zona, un vehículo proporcionado por el gobierno regional y una casa construida para alojar al personal. Hoy en día, todo ese apoyo ha desaparecido. “La casa está vacía y no tenemos ni un solo policía”, lamentó en declaraciones a Canal N.

Frente a las constantes amenazas, la arqueóloga ha presentado denuncias en diferentes comisarías de Supe, Huacho y Barranca. Sin embargo, hasta el momento no ha recibido una respuesta concreta de las autoridades. “No parecen entender la magnitud de lo que está en juego”, señaló con preocupación.

Shady ha insistido en que la conservación del patrimonio no debe recaer únicamente en los investigadores, sino que debe ser una responsabilidad del Estado. “El patrimonio arqueológico es de todos los peruanos. Si destruyen el patrimonio, vamos a perder una historia que nos es necesaria continuar conociendo”, advirtió, haciendo un llamado urgente a la acción.

La importancia de Caral

Caral no es solo un sitio arqueológico; es un testimonio de una civilización que floreció hace más de cinco mil años. La ciudad ocupa una superficie de 66 hectáreas y está dominada por siete pirámides de piedra que parecen iluminarse cuando las golpea el sol. La civilización ha sido reconocida como pacífica y se ha descartado que haya usado armas o murallas.

Además de su importancia histórica, Caral se ha destacado por ser accesible e inclusiva. Experiencias turísticas diseñadas para visitantes con discapacidad y adultos mayores garantizan que todos puedan disfrutar plenamente de este destino.

La situación en Caral es crítica. La falta de acción por parte del Estado pone en riesgo no solo el trabajo arqueológico, sino la preservación de un legado invaluable. Es imperativo que las autoridades tomen medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los investigadores y la protección de este patrimonio cultural de la humanidad.

Un legado que debemos proteger

La situación en Caral trasciende lo local: no se trata solo de proteger ruinas antiguas, sino de preservar las raíces mismas de nuestra civilización. La indiferencia estatal pone en riesgo siglos de historia, identidad y conocimiento. Ruth Shady y su equipo no solo enfrentan a traficantes de tierras, sino también al olvido institucional. Su lucha no debe ser solitaria. Es momento de que el Estado y la ciudadanía actúen con responsabilidad para proteger este legado que no pertenece al pasado, sino al futuro del país.

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