Es lindo poder dedicarles oficialmente un día al año para recordarles cuán importantes son en nuestras vidas. Sin embargo, parece no ser suficiente al tratarse de aquellas mujeres que nos obsequian siempre su amor incondicional. Quizá debamos insistir mientras tengamos tiempo – al menos un poco más seguido – que les debemos la vida entera. El Día de la Madre, finalmente, es una excusa más para soltar un: “te quiero”.
Las antiguas civilizaciones ya eran conscientes de esta idea. Lugares como en la antigua Grecia, se celebraban no una, sino numerosas fiestas en honor a Rea – la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Y es que, las madres siempre fueron reconocidas como las “dadoras de vida”. En el caso de Rea, era considerada “Madre de dioses”. Los romanos heredaron esta tradición mediante las “Hilarias” El concepto más moderno del “Día de la Madre” proviene y surge tras la guerra civil norteamericana. En 1872, la poeta Julia Ward Howe ya proponía establecer una fecha con el objetivo de promover la paz y reconciliar sobre todo a las partes afectadas, especialmente a las madres que habían perdido hijos durante el conflicto. Dentro de este contexto, aparece una figura clave. Tras la muerte de la influyente activista Ana Reeves Jarvis, es donde su hija Anna Jarvis, decidió rendirle homenaje en cada segundo domingo de mayo – casualmente la fecha en la que su madre estaba de cumpleaños. Mediante su propia asociación fue que años después, con mucha insistencia, el presidente Woodrow Wilson firmaría en 1914 el reconocimiento oficial. Es aquí donde nació la fecha que todos conocemos.

Este modelo ha sido adoptado por muchos países hasta el día de hoy, como puede ser el caso de nuestro Perú. Se ha convertido en una costumbre casi religiosa el reunirnos con nuestra madre, engreírla a más no poder. Ya sea con detallados obsequios como en numerosas atenciones. Sugiriendo salidas a los mejores restaurantes de primera, saturando nuestras ya colapsadas y limeñas calles. Como sociedad, simplemente nos hemos puesto de acuerdo en qué momento actuar para darles lo mejor. Actualmente, resulta un éxito comercial. Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), se estima que las ventas durante esta temporada podrían alcanzar los 3.360 millones de soles. Una cifra monumental que refleja un crecimiento del 5% respecto al año anterior. Parece que todo el mundo, busca dar amor y figurar como “el hijo más agradecido”.
Aun así, esto parece insuficiente. Si bien todo esto se encuentra rodeado de buenas intenciones, podría pecar en limitarse en la superficialidad. Quizá la respuesta no siempre sean los regalos caros y una fecha perfecta. Tal vez lo oportuno sea dedicarles gratitud la vida entera a aquellas personas que siempre apuestan por nosotros. Seres que, desde el momento en que nos dieron la bienvenida al mundo, renunciaron a sus intereses con tal de enderezarnos en todos los aspectos que sean necesarios. Todo esto mediante un amor incondicional que no parece agotarse, el cuál les sirve de motor para ser fuertes ante cualquier circunstancia y priorizar nuestro bienestar – haciendo todo lo mejor que pueden hasta el último día de sus vidas.
No existe un momento perfecto para demostrar amor. En algún momento, mientras la vida nos lo permita, les debemos un sincero “Gracias mamá”. Por haber aconsejado a criaturas tercas, por haber cedido esa última porción de la cena, por habernos aplaudido en primera fila siempre, por haber sido nuestra mejor defensora, por haber secado nuestras lágrimas, por habernos dado la oportunidad de existir y dar amor. Aunque en ocasiones signifique mandar un beso al cielo.