En los últimos años, los creadores de contenido de viajes han transformado la forma en que se descubren y recorren los territorios del Perú. Sus publicaciones en Instagram o TikTok, llenas de paisajes imposibles, comidas coloridas y rutas «secretas», no solo despiertan el deseo de viajar, sino que reconfiguran el mapa turístico mismo. Un pueblo que antes vivía de la agricultura puede recibir, de un día para otro, una avalancha de visitantes que llegan buscando el spot perfecto para la foto.
El impacto tiene dos caras. Por un lado, es innegable que han visibilizado lugares antes relegados del circuito tradicional: cascadas en la selva central, playas del norte, miradores en los Andes. Ese alcance mediático permite que comunidades encuentren nuevas fuentes de ingreso y que se valoren expresiones culturales locales. El turismo digital se convierte, así, en una herramienta de difusión y orgullo territorial.
Dos ejemplos de que el viaje no siempre tiene que estar asociado a lujos o grandes gastos son Sencillo Pa’ Viajar y Lyberate.
En el caso de Sencillo Pa’ Viajar, la propuesta de Saul Carhuachin, parte de una premisa sencilla pero potente: viajar no debería ser un privilegio reservado a quienes tienen grandes presupuestos. Sus videos muestran cómo recorrer ciudades, pueblos y rutas del Perú con creatividad y bajo costo. Incluso en muchos de ellos solo se necesita el presupuesto para llegar al lugar. Rescatando huariques, transportes alternativos y experiencias auténticas que, lejos de lo exclusivo, invitan a un turismo más cercano y democrático. Su mirada conecta con una generación que busca explorar sin derrochar, demostrando que la aventura no está en el lujo, sino en la capacidad de mirar el territorio con curiosidad y sencillez. Sus planes suelen ser extremos, románticos o familiares. A veces una mezcla de los tres. Su actitud arriesgada, mezclada con sus ganas de conocer el Perú, ha logrado crear una comunidad de aventureros.

(Instagram: Sencillo Pa’ Viajar)
Por otro lado, Lyberate se ha consolidado con un enfoque distinto: sus viajes no solo son desplazamientos físicos, sino también recorridos culturales y emocionales. Su contenido combina trekking, senderismo y visitas históricas con reflexiones sobre identidad, memoria y paisaje, convirtiendo cada destino en una experiencia más introspectiva. En ese sentido, Lyberate aporta profundidad al ecosistema de creadores de contenido de viajes, recordando que el turismo también puede ser un ejercicio de sensibilidad y aprendizaje. Con sencillez, entusiasmo y sus características mándalas ha llegado a trasmitir a sus seguidores una visión nueva del turismo.

(Instagram: Lyberate)
Estas cuentas han demostrado que es posible recorrer el Perú con presupuestos accesibles, compartiendo rutas, consejos prácticos y experiencias que priorizan el ingenio sobre el derroche. Su propuesta abre otra mirada dentro del universo de los creadores de contenido de viajes. Un turismo más democrático, donde jóvenes y familias de distintos contextos puedan imaginarse también en esos destinos.
Pero también está el reverso. El consumo veloz que promueven estas tendencias suele reducir la experiencia cultural a un fondo estético. Los visitantes llegan, toman la foto, y se marchan, sin mayor vínculo con la comunidad ni conciencia del entorno. Algunas zonas del Perú empiezan a sentir esa presión: la infraestructura no siempre resiste, los precios suben y los habitantes se ven obligados a adaptarse a un turismo que no necesariamente responde a sus necesidades.
Por eso necesitamos creadores de contenido que promuevan el turismo. No solo para una foto, sino para valorizar y descubrir los maravillosos destinos que tiene el Perú. Que nos hagan conectar con las historias y costumbres de cada rincón del país. No solo se trata de promocionar, sino de conectar con las experiencias. Sencillo Pa’ Viajar y Lyberate son extraordinarios ejemplos de cómo se le puede trasmitir a la audiencia algo más que un tutorial de cómo llegar al destino. Se vuelven parte de la historia, observan la situación y la transmiten con su público.
La pregunta es, entonces, ¿Cómo transformar ese fenómeno digital en un turismo sostenible? El reto está en ellos, sino en quienes los siguen. Entender que viajar no es solo desplazarse ni acumular imágenes, sino encontrarse con un territorio vivo, con historias y memorias que merecen respeto. El Perú no necesita solo más visitas, necesita visitantes que sepan mirar más allá del encuadre. Aunque viajar es un privilegio, la población tiene la posibilidad de encontrar destinos que se adapten a su bolsillo. Pueden guardar su sencillo pa viajar.