,

Leer también es un acto de amor: reflexiones sobre el Día del Libro

En 1995, la UNESCO fijó el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. El motivo de la fecha fue decidido por su cercanía con la muerte de tres figuras importantes en la literatura universal: Miguel de Cervantes (aunque murió el 22, fue enterrado el 23), William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. Desde entonces, este día se ha convertido en una oportunidad no solo para rendir homenaje a quienes escriben y a quienes leen, sino también para seguir imaginando nuevas formas de acercarnos a la lectura.

Esta fecha es, en cierto modo, una excusa para detenernos a pensar qué lugar tiene la lectura en nuestras vidas. ¿Cuándo fue la última vez que leí un libro? ¿Lo disfruté? ¿Acaso tengo un libro favorito? Estas preguntas reflejan la situación de lectura en el Perú. Según la Encuesta Nacional de Lectura 2022, los peruanos leen en promedio 1.9 libros al año, y apenas el 47,3 % de la población lee libros. Esta cifra está por debajo de la de países vecinos como Chile (66,0 %) y Ecuador (49,6 %) (INEI & Ministerio de Cultura, 2023).

Detrás de estos números, existen diversas causas que explican esta situación: las desigualdades en cuanto al acceso a un libro, falta de hábito de la lectura, falta de tiempo para leer, entre otros. Aunque el problema está ahí, ¿qué medidas debemos tomar? ¿Cómo generar una ciudadanía que promueva espacios de lectura?

Aunque estas alarmantes cifras nos llevan a pensar que leer debería ser más una obligación que un pasatiempo, este pensamiento no podría estar más alejado de la realidad. No se debe leer por imposición. Al contrario, sino hacerlo como un acto libre e íntimo.

El primer paso —y tal vez el más difícil— es encontrar ese libro que resuene contigo. Por ello, recibir una recomendación, un simple “creo que este libro podría gustarte”, puede valer millones porque en ese gesto no solo se comparte una lectura, sino también parte de uno mismo. Recomendamos lo que nos conmovió porque quisiéramos que también forme parte del mundo de alguien más.

Quizá por eso, una de las tradiciones más bellas asociadas al Día del Libro ocurre en España, donde esta fecha coincide con la celebración de Sant Jordi, una festividad profundamente arraigada en la cultura catalana. Según la leyenda, un caballero de armadura dorada, Sant Jordi, derrota a un temible dragón para salvar a una princesa. De la sangre derramada por la bestia nace un rosal de rosas rojas. El caballero, triunfante, arranca una y se la entrega a la joven como símbolo de su hazaña. Desde entonces, cada 23 de abril, se ha mantenido la tradición de que los hombres regalen rosas y las mujeres, libros. Hoy ese gesto se ha vuelto más libre y simbólico, pero no ha perdido su intimidad.

Sea para celebrar una tradición, rendir homenaje a tus autores favoritos o simplemente por el deseo de compartir una historia, el 23 de abril es la excusa perfecta para regalar o intercambiar libros, conversar sobre ellos y contagiar el gusto por la lectura. Aunque la costumbre de obsequiar libros y rosas nació en España, hoy ha cruzado fronteras y se ha transformado en un gesto universal de afecto y complicidad.

Creo que, al final del día, ese es el corazón de esta celebración: no solo honrar a autoras y autores como Jorge Luis Borges, Elena Garro o Julio Ramón Ribeyro, sino también recordar que mantener viva la lectura es una tarea compartida. No habría nuevos lectores de Borges si alguien no lo hubiera leído antes y lo hubiera recomendado con entusiasmo.

Quizá no lo sepas, pero tal vez estás a un solo libro de una amistad, de una conversación o de una emoción que te habite para siempre. ¿Por qué no atreverse?

Referencias
Instituto Nacional de Estadística e Informática, & Ministerio de Cultura del Perú. (2023). Encuesta Nacional de Lectura. Perú: Características del comportamiento lector de las personas de 0 a 64 años.

Avatar de Mirella Villafane
Share via
Copy link